viernes

Panel 6 (reverso)

La censura franquista ejercía un feroz control sobre las producciones culturales y especialmente sobre las de los medios de comunicación de masas. La novela negra, por su propia dinámica necesitada de un crimen como detonante narrativo, sólo era posible si la acción se desarrollaba en territorios foráneos.
La tradición anglosajona de la novela negra y policíaca permitió superar este escollo con cierta facilidad pues la literatura, los tebeos y el cine habían consolidado unos escenarios del crimen: Nueva York, Los Angeles, Chicago, Londres...
Peter Debry movió sus ficciones por estas ciudades con solvencia y verosimilitud y, además, no sólo se arriesgó a buscar nuevos espacios -Nueva Orleans, Seattle- sino que no elaboró simenonianas evocaciones parisinas o descubrió que ciudades como Caracas o Marsella podían ser magníficos escenarios de novela negra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario